martes, 29 de abril de 2008

Cuando la realidad supera la ficción: el caso de Elisabeth Fritzl

(Esta es una reflexión en "voz alta", para que cada uno piense....)

La noticia que corre estos días por todos los medios de comunicación, es tan desconcertante y tan de "ciencia-ficción" que mi mente finita no puede comprender ni asimilar. ¿Cómo es posible que durante 24 años una mujer haya sido violada una y otra vez por su propio padre, al mismo tiempo que era recluída en un zulo sin poder ver la luz del sol?

¿Es posible que la madre y los hermanos de Elisabeth Fritzl no sospecharan nada del paradero de ésta y menos aún de la llegada de unos hijos "abandonados" por ella?

¿Es posible que ningún vecino viera entrar a Josef Fritzl en el sótano durante 24 años llevando comida, ropa, pañales etc? ¿Es posible que ningún comercio se percatara de que algo extraño sucedía en la vida de este hombre?

¿Es posible que nadie de la familia intentase buscar a Elisabeth, a pesar de la carta que "ella" escribió? ¿Es posible que la propia madre nunca se hubiera percatado de los abusos que su esposo cometía contra su hija desde los 11 años? ¿Es posible que cuidara a sus nietos sin hacerse preguntas sobre el paradero de su hija?

¿Es que sólo abusó de Elizabeth? ¿De nadie más? ¿Cómo puede ser que vivamos en este siglo y el ser humano consiga sorprendernos tanto, llegando la realidad de una vida a ser superior a la ciencia-ficción de las películas?

Y lo más inquietante de esta desgraciada realidad ¿es posible que un ser humano como Josef Fritzl haya podido realizar tal acto de maldad contra su propia hija y perpetuarlo durante 24 años?

Lo peor de todo este suceso y de muchos otros como el de Natascha Kampusch, por ejemplo, es que nuestras conciencias se van acallando ante tanta miseria y echamos la culpa a Dios de todo esto, mientras que nuestros oídos se van acostumbrando a escuchar estas noticias.

Ya sabemos que hay hambre en la tierra y que una crisis se avecina (así lo comunicaba ayer la ONU);
Ya sabemos cuantas mujeres mueren a causa de la violencia de género;
Ya sabemos los desastres naturales que está produciendo el cambio climático.
Ya sabemos de los conflictos bélicos que hay en nuestro planeta;
Ya sabemos de las enfermedades nuevas como la Leptopirosis, descubierta en Perú...
Ya sabemos que el diagnóstico de esta tierra es: terminal

Pero quizá no sabemos que la Palabra de Dios nos dio señales de que estas cosas sucederían: (Mateo 24: 6,7,12,13,30,33)

"Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin... Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares... Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo... Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria...Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas."

No permitamos que nuestras conciencias queden dormidas ante la "enfermedad" de nuestro mundo, cada uno de nosotros puede dejar su granito de arena en función de nuestras posibilidades. Tanto para los que creemos firmemente que Cristo viene, como para los que no, todos debemos de cuidar el planeta en el que vivimos y a sus "inquilinos".

Os dejo con esta canción de Marcos Vidal que invita a la reflexión.



jueves, 17 de abril de 2008

El valor de una sonrisa

Hace días que no escribo un artículo en este blog, he estado como "bloqueada" en ideas por causa de las noticias en los periódicos, en la televisión, en la radio y en cualquier otro medio de comunicación. ¿A qué me estoy refiriendo? Yo no soy una gran "devota" de los medios de comunicación (y no es momento aquí de explicar mis motivos), pero es que últimamente nos han bombardeado con noticias sobre mujeres asesinadas (último caso del parricida de Santomera) que no quiero aquí detallar. Son noticias tristes, que nos afectan socialmente, sin duda, pero pocas veces escuchamos de noticias alegres que nos dan esperanza y también nos afectan socialmente.

Este es el caso de una campaña publicitaria que la ONG "Changing Face" está llevando a cabo en el metro de Londres. En este país hay más de 400.000 personas que tienen su rostro desfigurado y que temen salir a la calle y enfrentarse a las miradas de asombro, espanto, rechazo o pena de las multitudes. Por ello han colocado en todas las estaciones del metro de Londres, "a través de seis poderosas imágenes y testimonios, que invitan al usuario a cuestionar sus prejuicios y actitudes hacia estas personas".

"Queremos que la gente vaya más allá del miedo, el nerviosismo o de enfrentar una situación embarazosa, y que con esta campaña se contribuya a un cambio de las actitudes sobre el desfiguramiento facial", afirmó a BBC Mundo la portavoz de Changing Faces, Francesca Leadlay".

Una de las fotos colocadas en este metro, es el de la británica Henrietta Spalding, que subre el síndrome de Mobius. (Imagen de la izquierda)

"Spalding no tiene expresión alguna en el rostro. Su enfermedad le impide sonreír ni tener expresiones faciales. Sus ojos no parpadean ni tienen movimientos laterales. Es como una máscara.

Henrietta nació con el síndrome de Moebius -ciertos nervios en el cerebro encargadados de la expresión facial no se desarrollaron- y así ha pasado toda su vida.

Cuando va a una entrevista de trabajo no le dicen nada, pero basta una mirada para saber lo que el entrevistador piensa. En una ocasión, en una de sus entrevistas de trabajo, el entrevistador le dijo que él no podía verla dando clases en la escuela.

Pero como ella hay muchos otros seres humanos que no pueden dar una sonrisa, y es que no nos paramos a pensar en el don maravilloso de sonreír, porque podemos hacerlo en cualquier momento... hasta que una enfermedad o un accidente nos la arrebata. Como el caso de otra mujer, Michelle, cuyo rostro aparece también en el metro de Londres, (foto de la derecha).

Quisiera que cada lector reflexionase en el valor que tiene una sonrisa y cuánto bien puede ésta hacer al esposo/as, al hijo/a, a la madre/padre, al amigo/a, al compañero/a, al desahuciado de la sociedad, al pobre, al débil, al marginado... a toda nuestra humanidad.

Os dejo con este video que nos muestra el valor de una sonrisa y que es una noticia de gran valor humano.



Fuente: BBC Mundo

viernes, 4 de abril de 2008

Capturing the friedmans

Esta es otra de las películas que he visto recientemente, en concreto es un documental. Se trata de ese tipo de películas con los que puedes realizar un cineforum y debatir temas como la influencia de los medios de comunicación, el trabajo de la policía, la culpabilidad de los protagonistas y el tipo de familia al que pertenecían. El documental no tiene “desperdicio”, así que me gustaría daros mi opinión al respecto, y recordar, que es simplemente una opinión más...que cada uno la vea para comparar.

En primer lugar, los videos caseros nos muestran los dos lados de una misma moneda: por un lado muestran a una familia “feliz”, “normal”, “unida” y por otro lado comprobamos que esta misma familia ante un gran problema se muestra hostil, dividida, fría, distante. Conforme avanza el documental y los diferentes miembros de la familia hablan, nos damos cuenta de que se trata de una familia disfuncional.

Teniendo en cuenta que mis ideas se basan exclusivamente en el documental, comentaré que considero al padre de familia, Arnold, realmente un pedófilo. Las únicas pruebas que tenemos son las revistas de su casa, y alguna carta que él escribe a su abogado donde al parecer declara que es pedófilo y que tuvo relaciones con dos niños en el lugar donde la familia veraneaba. Los demás comentarios en boca de su abogado, siento decir que para mí no son pruebas, y no deberían de serlo para nadie; hablo de, por ejemplo, el comentario en la cárcel que Arnold hizo a su abogado (sinceramente no lo veo, no me parece creíble, es un comentario sin juicio y este hombre era un hombre culto). Otro episodio es cuando el abogado cuenta que Arnold había confesado que desde pequeño tuvo relaciones con otros chicos, el primero su hermano. En este caso no sabría vislumbrar la verdad porque bien es cierto que al final del documental se ve al hermano que vive con otro hombre. ¿Puede ser que su relación homosexual con su hermano Arnold lo condujera a ser gay en el futuro a pesar de que él no recuerde nada? ¿Puede que no recuerde nada porque fue sólo una vez y lo vieron “normal”? ¿Puede que su infancia le condujera a ser un pedófilo? Todas estas cuestiones pueden ser ciertas, pero esto no le hace culpable de tantos abusos a menores y de sado con ellos.

¿Es un drogadicto que han “pillado” con cocaína un “camello”? Puede que sí y puede que no, lo uno no implica necesariamente lo otro, aunque existan más probabilidades.

Por otro lado, referente a la acusación contra Arnold propiamente dicha, estoy convencida de que fue una trama de la policía. Yo he estado allí y las películas que aquí vemos, sentados en nuestro sillón, cobran un gran significado si las vemos desde la perspectiva de la vida americana. La policía, con sus largos interrogatorios y su “tipo” de preguntas hicieron que los chicos declarasen acusaciones inverosímiles, porque realmente no se pueden creer. En primer lugar por el tiempo, fue mucho y nadie decía nada; en segundo lugar porque se tendrían que escuchar los gritos de los niños y ni se escuchaba nada, ni había sangre en ellos ni pruebas físicas de ningún tipo de abuso; y en tercer lugar, porque hay testimonios de chicos, ahora adultos, que confiesan que mintieron y dijeron lo que la policía quería escuchar para que los dejaran en paz. También se iban “animando” unas familias a otras, porque si no reconocían que habían sido abusados, era como que estaban enfermos o algo así. Esto es presión de las masas, presión de la sobre-información. El pueblo, las masas tienen un poder increíble para hacerte creer lo que no es creíble, para distorsionar y para contagiar lo bueno y lo malo.

Finalmente Arnold se declaró culpable de todos los cargos, y convencida estoy de que fue por ayudar a su hijo. Prueba de esto es que finalmente se suicida para dejarle dinero con su muerte y seguramente porque tampoco podría vivir con su propia culpa, no la de todas esas acusaciones, si no la de su propia vida.

Con la acusación de Jessy…es diferente, es más fuerte porque estamos hablando de un chico que tenía 19 años recién y que se supone que cometía los abusos desde antes de esa edad. El testimonio de ese joven tumbado en la cama, que no quiso dar la cara, se me antoja que no es real, sus historias simplemente son inverosímiles, no hay pruebas de nada. Además muchos otros se retractaron, en segundo lugar porque sus amigos contaban como era él, en tercer lugar porque hubo sólo uno de los muchachos que mantuvo la postura de que en aquella clase no había pasado nada (a pesar de ir contracorriente) y por último porque a los hermanos realmente se les ve unidos (sobre todo con David), y que él no se enterase de nada, ni tampoco Seth., es un tanto extraño. O son todos culpables o inocentes.

Lo único que no acabo de entender es cómo la mujer y los hijos no se percataron de las revistas. No creo que hubiera tantas como dicen (“que estaban por todas partes de la casa”), pero tampoco entiendo como nadie, en tanto tiempo se percató. Sin duda la esposa tendría alguna intuición, porque tras el escándalo, ella nunca le apoyó. Su matrimonio era como un “tapadera” para las inclinaciones de Arnold y supongo que en ese momento ella se dio cuenta. Pero tampoco comprendo como pudo ir en contra de sus hijos, se la notaba recelosa, celosa de que quisieran tanto a su padre. Cualquier madre estaría orgullosa de eso, pero ella no. Esto denota una gran disfunción en su matrimonio, como pareja. Como el hecho de que no tuvieran relaciones sexuales, muestra que realmente ambos tenían un problema.

Además, la madre confiesa que se quiso suicidar una vez porque se sentía una mala madre ¿por qué? ¿Sencillamente porque no sabía cómo cuidar a sus hijos? Yo creo que había algo más, no se que, pero lo había. Puede que su vida conyugal fuese tan mala que se sintiese desamparada con sus hijos. Sea lo que sea, la vida de Jessy y de sus hermanos no pareció ser muy dura. Estaba unidos, tanto que Jessy al lado de ellos se sentía seguro incluso antes de ser sentenciado culpable. Lo vemos bailar y hacer tonterías, pero eso no demuestra que sea culpable, ¡son 19 años! ¡que piensa un chico a esa edad! Quería evadirse de la realidad tanto como pudiera…porque ni siquiera el sabía cual era la realidad y cual era la ficción. Se declaró culpable porque el sistema judicial tiene muchos “agujeros”. ¿Qué se puede elegir entre 18 años en prisión o 300? Cualquiera en su misma situación hubiera hecho lo mismo…por ello hay tantos presos que son inocentes. La justicia es todo menos justa.

La policía quería una “medalla” por “sacar” del pueblo a un pedófilo sado y haber librado así a la ciudad. Y no les importó si destrozaban la vida de un chico de 19 años y a una familia entera. El caso es que los medios de información también se aprovecharon de tal situación, ellos también quieren “colgarse la medalla” al mejor reportaje. Pero el problema es que la condena a Jessy le durará toda la vida aunque esté fuera de prisión. Es una condena física, porque tiene limitaciones reales con los menores, y psíquica porque los años que ha perdido no se los devuelve nadie, ni tampoco su reputación, ni a su familia.

Quiero conluir con unas palabras de Jessy después de llevar 6 meses fuera de prisión, aunque con la condicional. El entrevistador le pregunta si siente rabia, odio y rencor por todo lo ocurrido, Jessy que es judío responde que no, sólo siente tristeza porque lo demás corrompe el alma y la mente y él no quiere eso en su vida. Y es que nuestra única esperanza con la injusticia humana, es esperar la justicia divina. Y no hablo de un Dios que castiga, si no un Dios verdaderamente justo.

La justicia se tiene que basar en pruebas para dar un castigo tal, pero se basó en las palabras de unos niños muertos de miedo y acosados a preguntas por unos policías y unos padres “protagonistas” de una “película de terror”. Me reitero en la idea de las “emociones en masa”.