viernes, 30 de mayo de 2008

Programa de preevención en dropodependencias para niños de primaria y sus familias

Este post quiero hacerlo un poco más práctico y por ello os propongo un programa de prevención en drogodependencias para realizar con niños de primaria y con sus padres en la escuela.


OBJETIVOS:
* Aumentar la cantidad y calidad de la información de los padres sobre las drogas.

* Proporcionar a los padres estrategias educativas para prevenir el abuso de drogas en los hijos.
* Mejorar las habilidades de los padres para hacer frente a situaciones educativas conflictivas.

DURACIÓN: 8 sesiones de 1 hora de duración cada día.

CONTENIDO:

1ª SESIÓN: Informar sobre los diferentes tipos de drogas y su consumo desde una perspectiva general, para concretar en el consumo del alcohol y del tabaco (que son las drogas de más riesgo para la población de primaria). Se tratarán las consecuencias a corto plazo, la prevalencia y la aceptación social de ambas drogas.

2ª SESIÓN: Dotar a los padres de estrategias de comunicación para con los hijos, al igual que habilidades para la identificación y resolución de problemas con los hijos.

3ª SESIÓN: Importancia de las reglas y las normas familiares: estrategias para su consecución y planificación.

4ª SESIÓN: Posicionamiento de la familia con respecto a las drogas legales.

5ª SESIÓN: Indicio de consumo en los niños: aprendizaje de estrategias para detectar el consumo de drogas al igual que proporcionar a los padres el conocimiento y el manejo del acceso que tiene sus hijos para conseguir las drogas.

6ª SESIÓN: Aprendizaje del manejo de situaciones familiares donde los hijos experimentan con el consumo de drogas.

7ª SESIÓN: Proporcionar habilidades para abordar las intervenciones de riesgo con los pre-adolescentes eficazmente.

8ª SESIÓN: Puesta en común de preguntas y aclaraciones.

La educación temprana es el único medio del que disponemos para que nuestros hijos crezcan sabiendo qué es la droga y cuales son sus efectos a corto y largo plazo. La familia más cercana al entorno del niño también debe estar completamente informada, sólo de este modo evitaremos la banalización de las drogas.



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martes, 27 de mayo de 2008

Consecuencias de los eco-combustibles

Este es un tema que desgraciadamente vamos a tener muy presente a partir de ahora. El otro día encontré un artículo al respecto realmente interesante, "El porvenir de una ilusión" que procederé a reproducir, al menos las partes más interesantes:

Los publicistas e ideólogos del capitalismo celebran lo que es presentado como el descubrimiento de una inesperada fuente de Juvencia: los biocombustibles, destinados a independizarlo de la fugacidad histórica del petróleo y los hidrocarburos y a garantizarle una vida eterna de extravagantes derroches mediante la fabricación de combustibles a partir de productos hasta ahora utilizados para la alimentación de los humanos...

...Ante tanto entusiasmo es nuestro deber echar una mirada más sobria...

...Hoy nos hallamos en presencia de una "segunda vuelta" de la mercantilización. Si en la primera el capitalismo transformó a los alimentos requeridos para sostener la vida humana en mercancías que deben adquirirse en el mercado, mediante esta "segunda vuelta" se produce una aberrante desnaturalización de aquellos: los alimentos son convertidos en energéticos para viabilizar la irracionalidad de una civilización que, para sostener la riqueza y los privilegios de unos pocos, incurre en una brutal ataque al medio ambiente y a las condiciones ecológicas que posibilitaron la aparición de la vida en la Tierra. Entre ellas, la posibilidad de proveerse de comida.

La transformación de los alimentos en energéticos constituye un acto monstruoso mediante el cual se viola la naturaleza misma de un bien, en este caso los alimentos, y se lo convierte, en virtud de complejos procesos tecnológicos, en uno de naturaleza totalmente distinta. Se acentúa de este modo el proceso de alienación, de extrañamiento, del hombre y la mujer con el entorno natural que hizo posible la aparición de la especie humana en este planeta...

...En otras palabras, mediante esta "segunda vuelta" de la mercantilización el capitalismo se dispone a practicar una masiva eutanasia de los pobres y, muy especialmente, de los pobres del Sur pues es allí donde se encuentran las mayores reservas de la biomasa del planeta requerida para la fabricación de los biocombustibles. Por más que los discursos oficiales aseguren que no se trata de optar entre alimentos y combustibles la realidad demuestra que esa y no otra es precisamente la alternativa: o la tierra se destina a la producción de alimentos o a la fabricación de biocombustibles...

Si queréis leer el artículo completo sólo tenéis que pinchar aquí

viernes, 23 de mayo de 2008

La violencia contra la mujer y su consecuencia en los hijos (Parte III)

Según la edad en la que se encuentran los menores las secuelas pueden ser mucho graves:


- Cuando los maltratos están presentes durante el embarazo se pueden producir partos prematuros, nacimientos con bajo peso, poco seguimiento de el embarazo por parte de la madre, menos participación en la preparación por el parto, más riesgo de consumo de sustancias por parte de la madre, etc.

- Durante la primera infancia los problemas principales que presentan estos menores son las dificultades del vínculo; el maltrato dificultad la relación con sus iguales, falta de confianza con los otros, sensación de abandono emocional, etc.

- Entre los 2 y 5 años los menores presentan dificultades para diferenciar la realidad de la fantasía ya que no entienden la situación que están viviendo y se consideran el motivo generador de los conflictos. Generalmente en esta edad predomina la culpa, la sensación de ser inútil, la ansiedad, las dudas y la negación, estos niños y niñas se suelen sentir impotentes delante lo que pasa y desamparados, con un miedo intensa a sufrir consecuencias graves durante las agresiones.

- Entre los 6 y 8 años, siguen sin poder comprender lo que está pasando y presentan síntomas de ansiedad y depresión; así como fantasías y aislamiento escolar y social para no desvelar la situación en la que se encuentran. A medida que van creciente y pueden ir comprendiendo una pizca la situación se pueden dar las alianzas con alguno de los progenitores, la culpabilización del otro, la rabia, la triangulación... incidiendo, eso directamente en la identificación de roles.

- En la edad pre–adolescente predominan los sentimientos de frustración y abandono, los cuales pueden generar comportamientos violentos, evitación de las relaciones, sensación de poder y control, adultización, rol de cuidador de las madres, etc. A partir de los 12 años, este papel de cuidador que adopta el menor se puede ir transformando en bloqueo y sensación de desbordamiento.

- En lo que concierne a la adolescencia se divisan afectadas áreas como la identidad personal, el rol sexual, la autoestima y las capacidades personales, la falta de planteamiento hacia el futuro. También en esta edad es habitual que los menores presenten sensaciones de frustración por no haber podido salvar a la madre, generando una responsabilidad excesiva al hogar llevándolos, incluso, a interponerse físicamente entre los sedes progenitores durante las agresiones. Durante la adolescencia siguen estante presentes la baja autoestima, la ansiedad, los síntomas depresivos, la necesidad de llamar la atención y ser aceptados... En algunas ocasiones estos menores buscan romper con la realidad que viven a través de conductas de riesgo o de la delincuencia llegando, en algunos casos, a generar una gran distancia emocional e indiferencia hacia el entorno.

También en esta última etapa se han demostrado que existen miedos ante la deseabilidad social, del conocimiento del propio cuerpo, de la toma de decisiones y la expresión de los roles de género. Estas inquietudes propias del momento evolutivo se ven en ocasiones alteradas por los efectos que la violencia familiar ha dejado en estos menores. Por último es importante tener presente que las consecuencias que presentan estos menores en algunas ocasiones exteriorizan las conductas (como podría ser la agresividad) pero en otras muchas ocasiones las conductas están internalizadas (o sea, presentan inhibición y miedo sin manifestar demasiado comportamientos que llamen la atención de las personas adultas). Esto no significa que no estén sufriendo situaciones de violencia familiar y que las consecuencias de éstas no les repercuten. El ejemplo más claro para ilustrar este punto es el rendimiento académico, hay menores que tienen un funcionamiento escolar impecable y, por lo tanto, no llaman la atención a primera vista mientras que hay otros que presentan evidencias de dificultades de concentración y atención. En ambos casos, las consecuencias de la violencia que los menores están viviendo en su entorno familiar pueden ser igual de severas.

lunes, 19 de mayo de 2008

La violencia contra la mujer y su consecuencia en los hijos (Parte II)

La mayoría de estos niños / as perciben el mundo como un lugar inseguro e impredecible y lo peor de todas las consecuencias es que normalizan la violencia como forma de relación, sintiéndose indefensos y vulnerables. Todo ello debido a que su ámbito familiar es un espacio de relación hostil, donde la fuerza (ya sea física y/o verbal) es la estrategia para conseguir lo que uno quiere en detrimento de la negociación, la resolución de conflictos de forma no violenta, el diálogo, la relación igualitaria basada en el respeto... puede conseguir.


Por otro lado, el hecho de que, socialmente el hogar esté considerado como un entorno seguro, de protección y tranquilidad convierte la violencia en este ámbito en algo más dañino, más ambiguo y más confuso. Ser testimonio o sufrir directamente una agresión ya es un hecho importante para la vida de cualquier persona. Si a esta evidencia le añadamos que las agresiones sean sistemáticas, que sucedan en el hogar (espacio básico de protección y seguridad) y que las genere un progenitor (figura de referencia) podemos imaginar las consecuencias tan devastadoras para estos menores.

Algunas de las consecuencias que presentan estos menores que viven en hogares donde la madre es maltratada, son: demandas de atención, dificultad ante la identificación y la expresión de las emociones, baja autoestima, dificultades de concentración y mantenimiento de la atención, falta de habilidades para resolver conflictos, falta de habilidad para tomar decisiones propias de la etapa evolutiva, creencias ante las relaciones con el otro género...

Además, estos menores suelen presentar mucha culpabilidad por el que pasa en casa y, en la mayoría de ocasiones, se hacen adultos para proteger y cuidar a su madre y/o hermanos/s; también buscan la manera de frenar la agresividad del padre, hecho que implica un aumento de la tensión, del estado de alerta, posible desconcentración de las tareas que le corresponden a su edad (escuela, amistades, actividades).

También se ha demostrado que las consecuencias psicológicas que estas situaciones tienen para los menores dependen grandemente de las características personales de la persona, de las circunstancias de maltrato (tipos, cronicidad, gravedad...) y de la protección que pueda ofrecer la madre y el entorno familiar. Asimismo, también es importante tener en cuenta la etapa evolutiva en la que se encuentran los hijos/as ya que ésta condicionará la manera en como los menores viven y expresan lo que está pasando.

viernes, 16 de mayo de 2008

La violencia contra la mujer y sus consecuencias en los hijos (Parte I)

Los niños/as que conviven en un entorno de violencia de género son también víctimas de estas agresiones de una manera u otra. Me explicaré, puede o no que reciban la violencia psíquica y/o física de forma directa como la recibe su madre, pero lo que sí es seguro es que presentan dificultades emocionales, cognitivas, sociales, etc.


La violencia contra la mujer, tiene en los hijos consecuencias a corto y medio plazo, pero las más importantes son las consecuencias a largo plazo. Éstas pueden ser la repetición de los roles que han vivido en su hogar y la transmisión de la violencia en las generaciones posteriores.

Los niños/as que han vivido o viven en situaciones de violencia de género en el ámbito familiar, por lo general se sienten culpables de la situación entre los adultos, por lo que modifican sus formas de actuar por no provocar más violencia y no comprenden porque su madre no rompe este tipo de relación, sintiéndose éstos/as desprotegidos o en alerta constante. No comprenden porque su padre actúa violentamente y esto puede desencadenar una actitud pasiva ante tales hechos llegando a formar (las agresiones) parte de su vida y en su manera de comprender el mundo (ya sea como víctima, como victimario o como ambas cosas).

Es importante tener en cuenta que tanto los menores que son testimonios
de la violencia hacia su madre, como los menores que reciben de forma directa la violencia por parte de su padre presentan efectos muy similares. Si el maltratador comienza con la violencia hacia la mujer, seguramente después se acabará extendiendo al resto de miembros de la familia, o sea, a los hijos.

Otra consecuencia de la violencia es que, a medida que la violencia hacia la madre va aumentando, ésta va sufriendo más consecuencias (estrés, síntomas depresivos, somatizaciones, etc.) que le van a impedir desarrollar su función de madre-educadora correctamente. Por ejemplo, las madres que viven violencia de género en el ámbito familiar sufren una desautorización constante por parte del padre sobre sus hijos / as, lo cual genera un desgaste, una pérdida de la autoestima y una sensación de no poder educar a sus hijos / as.

Antes de que éstas madres reciban soporte terapéutico muchas veces no son conscientes de que estos problemas con los menores son fruto de la situación de violencia, y se culpabilizan de tal situación y/o responsabilizan al menor con frases típicas: “es un niño muy rebelde”, “mi hija nunca hace caso de lo que le digo”, “tiene ganas de hacerme la vida imposible”...)

Consecuentemente el vínculo materno – filial se va mermando y, por lo tanto, la sensación de desprotección y culpa por parte de la hija /hijo aumenta y la sensación de desbordamiento y estrés por parte de la madre también. Estos progenitores, por otra parte, pueden tener problemas para establecer una relación afectuosa y próxima con sus hijos/as generando dificultades en la vinculación afectiva de éstos en un futuro. Por otro lado también pueden dejar de atender algunas necesidades básicas llegando a provocar situaciones de negligencia.
Los menores ya sean víctimas directas de los maltratos y que, están presentes durante los agresiones o no, pero perciben el clima de terror, también pueden presentar consecuencias físicas más allá de las lesiones (si las hay) como alteraciones del sueño, de la alimentación, retraso en el desarrollo etc; Alteraciones emocionales (como ansiedad, baja autoestima y estrés); Y problemas cognitivos y conductuales (dificultades escolares, falta de habilidades sociales, agresividad...)