viernes, 16 de enero de 2009

¿Quién Soy Yo? "Busco a mi madre"

Ayer salió en las noticias de antena 3, un tema que me toca muy de cerca y que además he estado estudiando estos días en mis clases. Me refiero al tema de la adopción.
"Una ley reconoce el derecho de los adoptados a conocer a sus padres biológicos".
En Cataluña desde el año pasado ya se estaba tratando este tema y todavía va más allá de esta Ley, pues dice:

"Los padres que hayan adoptado hijos tendrán la obligación de hacerles saber que no son sus descendientes biológicos en cuanto los menores alcancen la madurez necesaria para comprenderlo y, en todo caso, una vez hayan cumplidos los doce años, según el borrador de la futura Ley del Libro II del Código Civil de Cataluña que ultima el Departamento de Justicia de la Generalitat".

Como futura educadora y conocedora de cerca sobre este tema, quiero aportar mi "granito de arena" al respecto.

Partiendo de la base que todos los niños adoptados tienen el derecho de saber cuales son sus orígenes biológicos, cabe decir que la comprensión que éste tiene sobre la adpción y sus implicacines prácticas varían con la edad.

1. Hasta los 5 años la comprensión es muy limitada y su mente no establece límites y diferencias entre ser adoptado y haber nacido dentro de la familia. Por ello es una edad excelente para contarle a sus hijos que ellos le adoptaron. Se asombrarán de la naturalidad con la que el niño acepta las explicaciones y la facilidad con la que parece entender el concepto de adopción. Pasado los 5 años, los niños cmenzarán realmente a realizar preguntas y a interesarse más por el tema. Todo depende siempre de la naturalidad con la que los padres traten el tema.
Hablar a los niños de la adopción en una etapa temprana de sus vidas, permitirá al niño familiarizarse con los términos relacionados con la adopción, facilitará un clima de confianza entre padres e hijo que más adelante permitirá generar entre ellos confianza absoluta. Es una etapa para sentar las bases mutuamente.

2. De 5 a 7 años el niño ya distingue entre nacimiento y adopción. En esta etapa hay que evitar que el niño elabore fantasías acerca de su origen, por lo que es necesario que tenga claro que él nació en otra familia de la misma manera que nacen los demás niños. Pero ¡cuidado con las explicaciones que les damos! Muchas veces para evitar la incomodidad o por miedo, los padres dicen que su familia biológica han fallecido. Este tipo de historias pueden hacer que el niño se sienta culpable por sobrevivir. Siempre hay que ser honesto y dar explicaciones realistas evitando que el niño desarrolle sentimientos negativos sobre u adopción. Si los padres no creen conveniente explicarle todavía los motivos reales de su adopción, bien puede orientar la conversación hacia la propia incapacidad de los padres para atenderlo.
Otro punto que se suele explicar al niño adoptado, es que los padres estuvieron buscando al "niño perfecto" hasta que lo encontraron a él. La intención de hacerle sentir especial es buena, pero las consecuencias de esta explicación es que el niño considerará que fue "elegido" por ser "perfecto" por lo que se fustrará en la vida si no consigue llegar a esas expectativas.

3. De 8 a 11 años ya han adquirido la comprensión del "vínculo de sangre", pero todavía no entenden los aspectos legales. Por ello, esto puede producirles cierta inseguridad a los niños sobre la permanecia con la familia adoptiva y pueden desarrollar ideas equivocadas acerca de la posibilidad de que sus padres biológicos le reclamen o pueda ser devuelto. A estas edades los niños pueden sufrir desajustes emocionales y de comportamiento que están relacionados con sus conflictos afectivos propios del hecho de ser adoptado Los padres deben comprender que es un proceso normal porque comienza a comprender, pero que todavía no dispone de mecanismos psicológicos que le permitan hacer frente a esta nueva carga emocional. Por ello si con anterioridad los padres han ido creando un clima de confiaza al respecto el niño realizará preguntas más concisas al respecto. Con el fin de protegerle y protegerse los propios padres, éstos contestan con evasivas o no son suficientemente claros, pero en realidad los están conduciendo hacia la imaginación y la fantasia para llenar las respuestas. No olvidemos que seguramente ellos están más preparados de lo que puedan estarlo los padres.

4. En la adolescencia la identidad del niño se comienza a formar y comprende perfectamente todo lo que implica ser adoptado. En esta fase los padres deben trasmitirle abiertamente que es correcto y bueno tener interés por sus padres biológicos. Este proceso se complica si los niños proceden de otros países y otras culturas, pero la forma de resolverlo influirá en su desarrollo personal. Si en este tiempo el niño desea indagar y buscar sus orígenes, debe considerarse esta respuesta como saludable. Esta necesidad no significa que estén insatisfechos con sus padres adoptivos, si no que se trata de una necesidad de dar respuesta a su identidad. La pregunta ¿Quién soy Yo?, una vez que es contestada produce un gran bienestar psicológico y tranquilidad en la persona adoptada.

Este artículo está dedicado a mi primo, a quien animo desde lo más profundo de mi corazón a buscar a su madre. Estoy segura de que en este caso, su madre biológica recibirá el mejor regalo de su vida.

viernes, 9 de enero de 2009

Pensamientos Deformados (III)

¡Feliz Año! El 2009, año mundial de crisis, es el año perfecto para que en nuestra vida personal todo funcione bien. ¿Cómo? Permaneciendo junto a nustro Creador, Redentor y Salvador Jesús. "Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer" (Juan 15:5)


Y verdaderamente es muy importante conocer cuales son estos pensamientos deformados que el ser humano posee, para identificarlos y corregirlos ya que de ellos también depende nuestra relación con Dios y con nuetro prójimo. ¿Por qué? Bien, el pensamiento del que os quiero hablar hoy es muy común, se llama "interpretación del pensamiento".


¿Os suena el texto bíblico "no juzquéis para que no seáis juzgados? (Mateo 7:1) o este otro texto que dice: "No juzguéis según las apariencias, si no juzgar con juicio" (Juan 7:24) Pues este pensamiento conlleva precisamente a esto: juzgar al otro.


Hacemos suposiciones sobre cómo sienten o piensan los demás, sus motivaciones, etc. y las vivimos como ciertas sin tener evidencias. Dichas suposiciones nacen de la intuición, las sospechas, las dudas vagas... y una o dos experiencias pasadas. Así, se hacen juicios repentinos sobre los demás.


Son frecuentes las presunciones sobre cómo reaccionan ante nosotros los demás: "Piensa que no valgo para nada", "Quiere ponerme de mal humor", "Cree que no soy suficientemente bueno para mi trabajo" etc.


En muchas ocasiones, en la interpretación de pensamiento se da un proceso llamado proyección: imaginamos que los demás piensan y reaccionan de la misma forma en que pensaríamos o reaccionaríamos nosotros en su lugar. No observamos ni escuchamos atentamente a la otra persona. Así, por ejemplo, podemos pensar “Mi cónyuge está molesto porque no le ayudé con los niños ”, porque a mí me molesta cuando no me ayuda a acostarlos.

"Mi amiga está enfadada porque no quise ir con ella de paseo", porque yo me enfadaría si ella no fuese conmigo.


Pero realmente estamos seguros de lo que piensa, siente, o desea la otra persona. NO. Nos vasamos en juicios propios y realizamos proyecciones que nos atañen sólo a nosotros. Por este motivo surgen muchos de los problemas familiares, con el cónyuge, con los hijos, con los amigos o con los compañeros de trabajo. ¿Qué debería hacer? Si tienes la menor duda de porqué... ¡pregunta! Realiza la pregunta de forma asertiva, con cariño, sin reproches ni segundas intenciones: "Cariño, tengo la sensación de que estás molesto por algún motivo, ¿quieres hablar? Seguramente nuestra percepción era cierta y estaba molesto.... pero no era por el motivo que nosotros creíamos. O "Tengo la sensación (porque recordemos que estos pensamientos son sensaciones) de que piensan que no valgo para mi trabajo y necesito que hablemos este tema".


Los problemas se resuelven dialogando, y esta es la base de las relaciones del ser humano, no lo olvidemos.


Fuente: Intervención Educativa en los Problemas de Conductas, Patricia Ferrá Coll.