lunes, 21 de enero de 2008

Las opiniones de nuestros hijos

Mi profesor Jaume Sureda, en una de sus asignaturas nos recomendó el libro "La ciudad de los niños" de Francesco Tonucci y desde entonces me he puesto a reflexionar sobre el desarrollo social y psicológico de nuestros hijos. Ahora me pregunto ¿por qué protegemos tanto a nuestros hijos? ¿Por qué tienen que ir a todas partes acompañados?, ¿por qué los padres tenemos que sufrir si van solos? ¿por qué tienen que ir a buscar a sus hijos al colegio a una hora concreta y llevarlos corriendo a clases de música, de inglés, de atletismo, de baloncesto o de cualquier otra cosa que esté de moda? ¿Por qué no les dejamos respirar? La verdad es que la ciudad no tiene ofertas atrayentes para nuestros hijos. Cuando los llevamos al parque no sabemos si este es para lo niños o para los perros porque los espacios se confunden, y estoy convencida de que este problema no sólo lo tenemos aquí en España.

Jordi Borja, en el III encuentro de la Ciudad de los niños citó al respecto las siguientes palabras:

"El primer problema es que se pierde la calle, se pierde la ciudad como espacio público, la calle se especializa y se convierte a los niños no en personas libres, sino más bien en personas en cautiverio permanente. En segundo lugar, la ciudad se hace más grande en muchos casos, la circulación rodada es mucho más importante que antes y entonces es un problema moverse por la ciudad, por ello hay que pensar que la ciudad tiene que ser una ciudad de ciudades. El tercer problema es la instauración del miedo. La política del Gobierno actual favorece el miedo, ahora es el miedo al terrorismo, antes fue el miedo a la droga, etc"

Pero el problema no está sólo en las infraestructuras de las ciudades, el problema está en nuestra sociedad y en nuestras políticas. Cuando se trata de aumentar las ventas en los productos, siempre se piensa como público en los niños, pero cuando se trata de temas relacionados con la políticas, ellos no tienen voz ni voto. Jordi Borja propone una solución muy interesante, él comenta que deberían organizarse asambleas de niños distribuídas por barrios, donde pudieran expresar sus intereses y costruir así una ciudad más humana, porque sólo teniendo en cuenta la opinión de nuestros hijos seremos más humanos. Las decisiones de estas Asambleas deberían ser dirigidas a nuestros gobiernos y estos deberían tener en consideración las opiniones de los niños.

Pero ¿a qué niños nos estamos refiriendo? Francesco Tonucci, en el mismo encuentro nos habla de quienes son estos niños, nuestros hijos, nuestros nietos, nuestros sobrinos:

"Estamos hablando de una infancia separada, cautiva, encerrada, una infancia acompañada, defendida, una infancia que no puede explorar, descubrir, maravillarse… porque no puede jugar. Parece que esto es lo que les toca a los niños de hoy y parece que lo que nosotros estamos proponiendo es un lujo que no nos podemos permitir. Es el niño condenado a su futuro, porque vale por lo que va a ser: es el futuro ciudadano, es el niño que sigue un modelo que somos nosotros; nosotros somos los adultos que él tiene que llegar a ser."

Una de las ideas más fascinantes e incomprendidas de este gran autor, es el derecho a voto de los niños. ¿Realidad o utopía? Como él dice, es más fácil entederse un musulmán con un cristiano que un padre con su hijo. ¡Qué tristeza pensar que esto puede ocurrirme con mis hijos! Puede que no consigamos que nuestros hijos puedan votar, pero al menos en el seno del hogar pueden desempeñar un papel muy importante: sus gustos, sus opiniones, sus percepciones deben ser valoradas y tenidas en cuenta, por lo menos alejaremos de nosotros esa fatal sensación de no ser nada para ellos cuando sean adolescentes. Nunca podré olvidar cómo mis padres nos sentaban en el sofá a mi hermano y a mí y nos consultaban los planes, nos preguntaban nuestra opinión y muchas de las veces consideraban que teníamos razón y respetaban y llevaban a término nuestras opiniones. Nos sentíamos queridos, parte real de la familia, importantes para ellos. Aunque mis hijos pueden "aparentar" pequeños por su edad, mi esposo y yo les damos la oportunidad de expresarse y tomar decisiones.

Quiero terminar con unas palabras de Tonucci que nos muestran la diferencia del niño de ayer (tu) y los de hoy (nuestros hijos)

"Una diferencia fundamental entre los niños de hoy y los de ayer es que los niños de hoy tienen padres siempre presentes, padres que garantizan su presencia permanente a través de una serie de sustitutos que son el maestro, el instructor, el catequista… En la vida de un niño de hoy es imposible que haya un momento en el que esté fuera del control adulto. Antes, los adultos normalmente no estaban y ese era el momento en el que se buscaba la aventura, el riesgo, maravillarse, probar. No poder hacer estas cosas es un problema grave que está conectado con el tema de la movilidad urbana. Si hay un adulto presente, el niño no puede correr ningún riesgo, porque el adulto no puede soportarlo. Esto produce en el niño unas ganas de probar cosas, una acumulación de deseo de riesgo que explotará el primer día que tenga las llaves de casa, la libertad que nosotros no podemos impedir. Y es entonces cuando puede haber problemas."

Pero
también podemos hacer partícipes a los niños de sus opiniones en nuestras iglesias. A menudo me encuentro con iglesias donde los niños tienen un protagonismo cero, son los últimos para todos. A la congregación no les importa si tienen maestros que les enseñen la biblia durante la escuela sabática, o si tienen clases adecuadas, o espacio para reunirse por la tarde el Club de Conquistadores o similar. Otras como no quieren ruido dentro de la Iglesia, permiten que los niños estén afuera del recinto donde se predica. Los niños son nuestro futuro, si no les permitimos un lugar importante en nuestras vidas y con nuestros hechos, de mayores la sociedad será cada vez más intransigente, más inhumana y todos los esfuerzos por conseguir una "ciudad" para los niños...serán una utopía. Cristo dijo: "Dejad a los niños venir a mí y no se lo impidáis porque de ellos es el reino de los cielos" Si Cristo es nuestro ejemplo... sobrán las conclusiones.

1 comentario:

Luciana "Lula Lanera" dijo...

Susi, te felicito por el blog. Me encanta que sigas adelante con tu carrera y que le pongas tanto empeño. Te echo de menitosss
Besotes
(ah, soy Luciana Funes :) )